EL ORGULLO EN MI VIDA (2ª PARTE)


EL ORGULLO EN MI VIDA (2ª PARTE)


Hoy he encontrado algo que escribí hace unos meses (21/05/2017) sobre el orgullo en plena transición y transformación y quería compartirlo porque refleja cómo he ido modificando y haciendo consciente esta transformación:

Reflexiono sobre el orgullo y voy cambiando la opinión que tengo de él. Hace un tiempo lo veía como algo positivo y valioso. Hoy lo siento como una carga y un sentimiento que me rigidiza, me ancla en unas ideas a las que no puedo defraudar ni decepcionar. Me lleva a gastar energía en algo que no pertenece a mi ser sino a la cultura donde me he criado. He heredado estereotipos, ideas, creencias a las que me he aferrado mediante el orgullo. La presencia del orgullo no permite hablar de temas que se han transformado en tabú; política, religión, fútbol… El conflicto está asegurado. El orgullo por mis ideas me llevaba a reacciones de defensa, de ataque, de intentar convencer al otro, de no permitir que me convenzan, esto provocaba unas tensiones, unas energías densas que daban lugar a momentos de crispación. Yo hoy he sentido caer parte de esa mochila, de ese peso de defender a capa y espada mi opinión por encima de todo y de que todo mi cuerpo se tense, mi corazón se acelere como si de un ataque real se tratase y mis nervios me saquen de mis casillas.

Poco a poco mis reacciones van siendo diferentes. La empatía entra en juego y me lleva a ponerme en el lugar del otro. El hecho de no ser la opinión que expreso de mi posesión sino una opinión cualquiera. Ahora pienso esto y mañana no se sabe. Todo esto me está aportando una ligereza que nunca antes había experimentado. Ya no me siento orgullosa de poder hacer algo porque, entonces, eso no lo podré hacer diferente en un futuro. Me siento alegre y feliz de poder hacerlo y esto me aporta flexibilidad y dinamismo.

Ahora toca el segundo paso, que no me acelere el pulso que mi hija no me dé la razón o no quiera hacer algo que creo que es beneficioso para ella.  En esta situación sale mi orgullo y la intento chantajear y convencer de mi posición. Se producen conflictos y mi único objetivo es ganar yo. Me introduzco en un huracán del que sólo salgo después de vomitar toda la rabia. Consigo salirme de la situación y verme desde fuera pero aún no consigo gestionar ese huracán. El orgullo me lleva a la rabia y está a la culpa y al miedo. Soy consciente de ello y lo voy observando porque no me sirve de nada esconder esas emociones que saldrán en otro momento sin poder evitarlo. Aparece el miedo a perder el control de la situación, a que la situación se me vaya de las manos. Reacciono con agresividad cómo huyendo paradójicamente de esa posible agresividad. La mejor defensa es el mejor ataque y así actúo, sé que no es la solución y de momento es lo que me sale. Voy viendo mi progreso.

El orgullo me ‘evita’ perder la identidad, eso que yo creo que me define y que realmente es una ilusión.  

Leyendo esto ahora, veo un progreso muy claro de toma de conciencia. Observo que yo voy cambiando y que estos cambios me aportan paz, estabilidad, tranquilidad y sosiego. Asumo que soy fuego y que en mi naturaleza siempre van a estar presentes los huracanes y confío que esa energía del huracán me sirva para construir mi camino con determinación y coraje existencial y no para hacerme daño y lastimar a los que me rodean.

¡¡¡¡¡Voy a utilizar esa energía para crear, crear y crear!!!!!

Comentarios

  1. Gracias Sandra! Me encantan las palabras: determinación y coraje, que están por encima del orgullo y la obstinación, de la necesidad de tener la razón y controlar. Gracias por compartir tus sentires y tu camino de transformación consciente y amorosa. Namaste!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti Angélica porque tus palabras me ayudan a recolocar todavía más. Esto es un flujo de energía de entrada y salida. Me alegro de estar en esta espiral de crecimiento y transformación de la que todos formamos parte. Gracias linda!!!!!

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares